
El vasco se centra en los protagonistas últimos de estos acontecimientos, los jóvenes de las barriadas, que entienden al saqueo (método de lucha popular descripto con agudeza por el sociólogo Denis Merklen) como una forma de acceso a bienes de consumo para lograr una nueva forma de “inclusión”. ¿Quiénes fomentan este consumo?, ¿cómo se construyen esas subjetividades?, ¿qué rol cumplen los estados progresistas?.Preguntas que quedan abiertas, pero colaboran en complejizar la cuestión para no caer en las clásicas soluciones punitivas. A continuación, el artículo.
Garabateamos
algo….entre nos….
Cualquier intento de colocarnos en la
contradicción, inherente a la política y el desenvolvimiento del poder, es
posible que frustre el pensamiento, porque la parcialidad nos pone sus límites,
pero quien no la tiene?
Si intentamos salirnos?, Es posible
observar que hay situaciones que desencuadran y desestructuran los caminos
discursivos establecidos. Se podría intentar?
En ninguna de las grandes organizaciones y
movimientos Sociales agrupados en torno al gobierno se percataron o sintieron
el olor siquiera del advenimiento de situaciones que los desbordaban- Tampoco
desde la fusiforme oposición.
No habrá un suficiente enraizamiento en los territorios? O el rol que juegan en los territorios no es el de compartir y proyectar las existencias, sino mas bien transitan un camino alejado al de muchos jóvenes que allí habitan?, O los territorios están hoy organizados por el narcotráfico? Todo parecería indicar que los saqueos tuvieron sus particularidades y es por eso que llaman la atención y causan sorpresas a todo el arco político sindical, oficialista u opositor
No habrá un suficiente enraizamiento en los territorios? O el rol que juegan en los territorios no es el de compartir y proyectar las existencias, sino mas bien transitan un camino alejado al de muchos jóvenes que allí habitan?, O los territorios están hoy organizados por el narcotráfico? Todo parecería indicar que los saqueos tuvieron sus particularidades y es por eso que llaman la atención y causan sorpresas a todo el arco político sindical, oficialista u opositor
¡Podría pensar alguien seriamente que el
moyanismo tiene la capacidad de conducir estos acontecimientos? .- No creemos
que puedan existir conductores si estos
no está compenetrados en los problemas sociales existentes, son parte de ellos
y los expresan profundamente junto a los demás.
También resulta poco creíble pensar que
lo determinante pueda ser la distribución de dineros para movilizar.
Cuestión esta que no negamos que exista, y que haya incitadores; tampoco, pero
conducir es otra historia.
Es que los jóvenes actores de los saqueos,
son los hijos de las políticas o de los intentos por gestionar una profunda
crisis civilizatoria que envuelve a los gobiernos de distinto signo. Mas
particularmente son lo hijos directos del modelo que se desarrolla desde
el 2003 en adelante. Pero además y entre otras cuestiones, estos
jóvenes están atravesados también por
una memoria genético social de los acontecimientos del 2001
- El
llamado modelo político en curso, que establece su esencia en la afirmación
presidencial de que “el capitalismo es
consumo”, dispara la pregunta que consumo? Quienes consumen y que
consumen? Quien produce para ese
consumo?
Mas allá de los discursos patrióticos y
liberadores de envoltorio, que hacen a la
presentación de ese consumo y esa producción, que poco tienen de soberanía porque el proyecto está diseñado, estructurado y
depende de un mercado mundial , que nos asigna el rol de
productores de bienes primarios
extractivos agropecuarios. La orientación de los capitales necesarios para este
esquema constituye la base material de la producción y el consumo, diseñados si
por el gobierno. Así se desarrollo una articulación entre mercado mundial y
consumo interno. Este esquema tan anti distributivo, deja afuera a millones de
personas, para quienes el Kitchnerismo
organizo un extendido sistema de asistencialismo. Esto da una base de ingresos a los sectores
excluidos, que otorga básicos beneficios
económicos, pero condiciona los sentidos, asimétriza pensamientos, mata desenvolvimientos y drogadiza la
creatividad. Volatiliza la organización desde abajo y funcionaliza hacia
arriba. Este asistencialismo hoy esta trastocado por la creciente violencia de
una distribución más concentradora de dinero que resulta ser la inflación
actual.
En este esquema, muchos quedan más que
sumergidos, ahogados y fundamentalmente una gran proporción de jóvenes,
marchitos en sus aspiraciones, endeudados, a los que llamarles marginales seria
ya tan perimido como escuchar a los que mencionan al lumpen proletariado.
Ni Ni
los llama algún sociólogo, porque ni trabajan ni estudian, y casi casi
quieren decir que ni existen, pero
resulta que están. Sí, son muchos sobre todo jóvenes a los que alienantemente se les han borrado los sentidos de dignidad
de la vida, Se percibe que para ellos participación electoral es motivo de
intercambio mercantil, y resulta muy difícil explicar que democracia no sea un
negociado. Son plenamente conscientes que el conocimiento en las escuelas no
tiene nada que ver con su existencia, porque vida no es lo que transcurre para
ellos. El inmediatismo se siente en términos absolutos, raya en un sentido
atemporal, tan profundo que un plasma de 42 hoy y ya, conseguido de cualquier
manera es maravilloso, significante. Tan
bueno como un par de llantas, (zapatillas) que aunque sea duren una noche y el
día siguiente sea de calabozo. Son ellos los que de pequeños, recorren los
grandes supermercados juntando en un
carrito lo que desearían comprar, y al llegar a la barrera detectora lo
abandonan. Para ellos no es que la droga, la policía, o la justicia o los
políticos sean delincuentes. Menos carga de dignidad que eso, son un curro, un
negocio otro, al que tal vez, si le tiran una tabla salvavidas, se pueda
acceder. La conformación de identidades es de una fragilidad que tienen una
valoración positiva en su disposición al consumo, al narcotráfico, los pichones
son para ellos una naturalidad, y llegar a transas una verdadera aspiración.
Tienen una fuerte inclinación para alistarse
en el reclutamiento para el trabajo delictivo, muchas veces forzadamente
policial. La esquina y la precariedad de códigos que allí se establecen, le permiten zafar del hacinamiento, no solo por amontonamiento
físico sino de violencia interelacional. Saben que es un ascenso social en el
barrio ser transa. El tema es ser algo que se pueda tener acceso a ser. Y embarazarse, le da un sentido vivificante y de atención de los
que las rodean altamente significativo,
y muy por encima de cualquier enseñanza escolar. Y muchos de esos jóvenes
son padres circunstanciales, que se olvidan de su paternidad después del
fume de celebración. Y podríamos seguir describiendo a estos jóvenes que tienen en esencia un amasijo en sus
sentidos, que enrolla desde al asitencialismo al paco. Pero en sustancia,
poseen una pérdida del sentido más vivificante de la existencia, por eso su
vida o la de cualquiera puede derramarse por motivos que son insignificantes y
sin que les resulten traumáticos, sino que parecería que hasta
distintivos. De allí que su ética se
codifica en subsuelos sociales a veces insondables.-
Si lo podríamos pensar con más profundidad, son productos de un
sentido de la distribución, que tienen los
que creen que ésta es solo económica. De un desarrollo que se mide en
términos del PBI, y el ingreso per capital, y que el progreso es el desarrollo
de esta maravillosa tecnología que nos está destruyendo la poca vida. El viejo
concepto de pobreza ha fenecido para emerger una precarización que se instala profundamente
en los sentidos.-
Cabria considerar que todos esos
acontecimientos sociales que
significaron los procesos de 19 y 20 de diciembre, fueron tan importantes que tallaron en la
vida social de la Argentina profundos surcos de nuevos valores y sentidos de la
vida, de relaciones sociales que apuntaban hacia un posible transcurrir emancipador,
que siguen emergiendo sistemáticamente de una y otra manera. El Kitchnerismo fue uno de sus productos y también el kitchnerismo sigue intentando ser su definitivo sepulturero.
Estos
saqueos en los que se quieren montar desde la política, unos para
denostar a sus adversarios o enemigos, otros para salvar las gobernabilidades,
resultan esfuerzos vanos ya que no asumen la existencia de procesos sociales
que a unos u otros golpean impactantes, por encima del espectáculo que intenten
montar y de explicaciones que quieran representar lo que difícilmente puedan
concretar. Estos jóvenes a los que se
les ha saquedo la vida, muy difícilmente acepten liderazgos permanentes. La
velocidad de degradación de sus existencias tiene la vertiginosidad del mundo
que habitamos, y es tan veloz como la reproducción del capital. Los vínculos
que establecen son plásticos y tan transitorios como la circulación del
dinero electrónico-
El Kitnerismo sigue sorprendiéndose con
situaciones que le son extrañas y que
parece algo cansado para seguir creando
formas eficaces de un control social extendido. Es que el accionar de variados actores sociales parece
haber retomado protagonismo en las movidas callejeras. Estas
manifestaciones apreciamos, no son
fundadoras de la constitución de nuevos vínculos sociales, de novedosas relaciones, o de acontecimientos que marchen
en un sentido emancipador, será por eso de que la historia se puede presentar
de distintas maneras, unas veces para adelante y otras para atrás,
independientemente de su masividad y contundencia social.
En Bariloche, chispa que inicio la
hoguera, ciudad en la que por lo menos,
más de treinta mil habitantes están sumergidos en la profundidad más honda que
la pobreza, fundamentalmente con muchos jóvenes precarizados, fue notable como
los saqueos no obedecieron a reclamos de
alimentos ni de determinados bienes,
sino más bien de la convicción de que no está al alcance de los jóvenes, un proyecto de vida que les permita elevar su
condición social. Aquí en Rio Negro, la respuesta gubernamental de
proponer entregarles módulos
alimentarios fue como tirar más nafta al fuego demostrando una visión muy
parcial y perimida de lo que significa la abismal y violenta diferencia
social que parece haberse establecido a
través de las políticas del Estado, como una condición estructural. Y mientras
estas asimetrías, o desigualdades sociales extremas sigan existiendo, en el
marco de una excitación por el consumo, y una impúdica demostración y ostentación del lujo, con una inflación saqueadora, y una
maquinaria que aliena profundamente,
estos problemas seguirán
reventando sucesivamente.
* Facilitador de la Escuela de Autogestión
Social en Cipolletti.
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