Algo está
cambiando. Algo se está movimiento en el fondo de lo social. Una crisis anuncia una bisagra en la
historia reciente. Y las protagonistas son las mujeres.
El primer Paro Nacional al gobierno
de Mauricio Macri lo protagonizan las mujeres. En todo el país, miles de mujeres pararon y se
movilizaron en las plazas. Viedma, no fue la excepción.
Por primera
vez, el movimiento de mujeres se reconoce no solo como identidad sometida, sino
como sujeta fundamental del capitalismo actual. Sin ellas el sistema no
produce. Se extiende así la concepción del trabajo, ya no medidle ni
mensurable.
Si las
insurrecciones indígenas modificaron en gran parte la lógica de sometimiento a
los pueblos originarios y el 19-20 de diciembre nuestro cambió las formas de
gestionar lo político, este “Ya Basta”
anuncia (demuestra) una crisis profunda.
Es cierto que las siguen matando.
Que la violencia es insoportable. Pero un breve recorrido por nuestra historia como
continente nos muestra que siempre fue así, que hubo tremendas matanzas. Pero ahora no se calla, no se naturaliza.
Es inaceptable.
Es una
lucha difícil. Porque el patriarcado, el machismo, forma parte integra de
nuestras relaciones. El enemigo no está afuera, está adentro. En nuestras
casas, en nuestros trabajos, en nuestras familias, en nuestras amistades. Y lo
peor…hasta en nuestras organizaciones.
La
intervención de la Mujer
como sujeta modifica toda una cultura política. Impregna todos los intersticios
sociales. Arrasa con el arcaísmo machista, de izquierda o de derecha. La política ya no es cosa de “muchachos”, sino
también de muchachas, de compañeras.
Los
derechos no se mendigan, no se garantizan por cupos, se exigen, se toman. Las
Mujeres lo entendieron mejor que nadie. Y así quedamos todos, conmovidos, en medio de algo que solo alcanzamos a
percibir en su comienzo.
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